EL SECRETO DE SAN ISIDRO (SUDAMERICANA), DE NICOLÁS CASSESE
"Vi Stand by me, o Cuenta conmigo en su versión traducida, apenas se estrenó en cines. Fui con dos amigos. Tendríamos alrededor de quince años y estábamos en la casa del abuelo de uno de ellos que vivía en "el Centro" -para los chicos de San Isidro todo lo que estaba al sur de la General Paz y al norte de la cancha de Boca era "el Centro"- . Perdidos y lejos de nuestro hábitat natural fuimos al cine y a comer hamburguesas con licuado en Perica, una cadena de relativo éxito por aquellos años, a fines de los ochentas.
Recuerdo la conmoción que me causó la película, que cuenta la aventura de un grupo de amigos que tenía la misma edad que nosotros entonces. Había algo en la intensidad de ese vínculo de niños que estaban a apenas un par de temporadas de dejar de serlo, que me resultaba muy cercano. La película se narra desde la perspectiva adulta de uno de los personajes que recuerda con melancolía aquel tiempo de felicidad y supongo que ya entonces intuía que eso pronto me ocurriría, que estaba en la puerta de ese mundo desconocido llamado adultez.
Escribí El Secreto de San Isidro intentando reproducir algo del cimbronazo emocional que me causaron obras como Stand by me. El resumen más inmediato del libro apunta a otros asuntos -la trama narra un caso real de abuso de menores que ocurrió en mi colegio, el San Juan el Precursor, a inicios de los setenta, la cadena de complicidades que lo ocultó, el daño que ese secreto causó entre las víctimas y cómo casi treinta años después ellos mismos se unieron para hablar, denunciar y sanarse- pero uno de los grandes temas que lo atraviesa y el que de verdad me llevó a sentarme a escribir fue que la historia era la de un grupo de amigos de la infancia y lo poderosos que pueden resultar esos vínculos, los primeros que establecemos apenas salimos de la incubadora de nuestra familia.
Las tramas son un río ancho que avanza arrastrando protagonistas y tensiones subsidiarias hacia un destino final, pero en el medio queda un delta de arroyos y vericuetos. En la que me tocó a mí está el abusador, están sus víctimas, están los hacedores del secreto que se instaló como un yunque emocional en el medio de una pequeña sociedad que decidió no romper su ilusión de familias dichosas, y también está el grupo de amigos. Defraudados en el momento justo, en el vértice de los años felices, ellos supieron volver a juntarse ya como adultos para intentar reparar aquello que nunca debió romperse. Sobre esos amigos, que se parecen a los míos, trata el libro que escribí".
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