Madre

Yo fui medio consentido

por ser el hijo menor

y ya mi hermano el mayor

me decía: "el preferido".

¡Razones habrá tenido!

Cada vez que me corría,

detrás de ella me ponía

y ya estaba defendido...

Cuando el viejo me mandaba

a la cama sin comer

la veía aparecer

fingiendo que se enojaba,

y a escondidas me pasaba

la parte mía en un plato.

-"Y en la próxima... te mato"

me decía... y lagrimeaba...

El gesto se lo pagaba

con versos a las visitas,

que al grito de: ¡ monadita!...

contra el pecho me estrujaban.

¡Y la frente me arañaban

con aquellos prendedores

que formaban corazones

con la flecha atravesada!...

Aquel delantal mojado

de lavar en la pileta,

que retorcía de inquieta

porque alguno había avisado

que el hijo se había peleado

con otro chico en la esquina...

¡Y yo al rato aparecía

con un ojo "empavonado"!...

Me acuerdo cómo quedó

la vez del pantalón largo...

¡Fue un momento mas amargo!...

Me miraba... me tocó...

decía: -¡Como creció!..

Si ayer lo hacía dormir...

Y al quererme sonreír,

el llanto la traicionó!...

Igual que todos, creí

que sabia demasiado.

Por unos labios pintados,

de al lado de ella me fui,

y aquel día en que volví

arruinado...y se lo dije,

en vez de pegarme un bife

se puso a rezar por mi.

¡Cómo castiga la vida!

¡Como traiciona la gente!

¡Como se dobla la frente

por un plato de comida!

No hay uno que no te pida

su parte por un favor,

y se calcula el valor

que pueda tener tu herida...

Sólo ella es quien comprende

el dolor de tu mirada

porque su vista cansada

desde chicos nos entiende;

solo ella te defiende,

porque sos su misma sangre,

y sólo te da la madre

la amistad que no se vende...

Yo quería hacerle un verso

como ella lo merece

y lo empecé varias veces

y no salgo del comienzo...

Es que a una madre, yo pienso,

¿que se le puede escribir?...

¡Sólo se puede decir

en la grandeza de un beso!

Héctor Gagliardi

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