Revelaciones

Fui invitado a la fiesta de este mundo,

y así mi vida fue bendita.

Mis ojos han visto,

y oyeron mis oídos.

¡Único amigo mío,

mi más amigo;

mira abiertas las puertas de mi casa;

no pases de largo como un sueño!

Mi corazón,

si no te ve,

no tiene sosiego,

y mi trabajo es como un afán infinito

en un fatigoso mar sin playas.

Aunque su color sea tan pobre,

y tan poco su olor,

¡ anda, ten esa flor para ti,

arráncala ahora que es tiempo!

Día tras día,

a fuerza de rehusarme,

de librarme de los peligros

del deseo débil y vago,

me estás haciendo digno

de ser tuyo del todo.

Rabindranath Tagore

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