EL CAMINO DE IDA (ANAGRAMA), DE RICARDO PIGLIA
"Escribí el libro a partir de una experiencia autobiográfica. En general, he trabajado con elementos personales en los libros, pero no han estado ligados de un modo inmediato a mi vida. En Respiración Artificial partí de mi tío Marcelo Maggi; en Blanco Nocturno conocía a Luca Belladona. Pero en esta novela, en cambio, quise narrar mi experiencia de vivir en los EEUU. Ese fue el punto de partida: transmitir una vivencia personal. Como hago siempre, esa experiencia está narrada por Emilio Renzi; ahí hay un primer desplazamiento. Tenía esa experiencia y quería transmitirla. ¿Cuál es esa experiencia? La de ser extranjero. Más allá de que estaba instalado en EEUU, tenía un trabajo, una casa, no era un viajero ni un exilado: era un extranjero. Esa sensación de extranjería fue el punto de partida del libro. No fue algo consciente. No es que dije: ahora que volví voy a hacer un balance. Pero había una pulsión por cerrar una etapa y por discutir ciertas cuestiones ligadas a la violencia política que están muy presentes hoy. Las novelas discuten lo mismo que discute la sociedad pero en otro registro.
¿De qué trata? Para mí una clave es la relación clandestina que Renzi mantiene con Ida. La idea de la clandestinidad en la relación erótica y sentimental, aunque no sea una relación ilegítima, hay cierta clandestinidad cuando la pasión está funcionando, porque uno esconde, se escapa; la clandestinidad de ellos dos me llevó a la clandestinidad política. Y empecé a establecer una conexión ahí. Ese fue el motor del libro: la doble vida. En Buenos Aires en los años 70 tenía amigos que venían a visitarme, estaban armados, tenían una vida visible y secretamente eran otros. Desde luego el protagonista Thomas Munk lleva al límite la relación entre violencia política y vida personal".
¿De qué trata? Para mí una clave es la relación clandestina que Renzi mantiene con Ida. La idea de la clandestinidad en la relación erótica y sentimental, aunque no sea una relación ilegítima, hay cierta clandestinidad cuando la pasión está funcionando, porque uno esconde, se escapa; la clandestinidad de ellos dos me llevó a la clandestinidad política. Y empecé a establecer una conexión ahí. Ese fue el motor del libro: la doble vida. En Buenos Aires en los años 70 tenía amigos que venían a visitarme, estaban armados, tenían una vida visible y secretamente eran otros. Desde luego el protagonista Thomas Munk lleva al límite la relación entre violencia política y vida personal".
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